Asignatura Politicas Publicas y Derechos Humanos
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La educación de jóvenes y adultos
frente al desafío de los movimientos
sociales emergentes en Argentina1
María Teresa Sirvent
Facultad de filosofía y Letras
Universidad de Buenos Aires
Abstract
El propósito de este artículo es presentar algunas reflexiones metodológicas en relación con
la educación de jóvenes y adultos sobre la base de nuestras experiencias de educación popular
e investigación participativa en la Argentina. Se desarrolla a través de dos ejes centrales: I) la
ubicación de la educación popular de jóvenes y adultos en la Argentina, en su relación con los
movimientos sociales, en un proceso histórico a partir de la terminación de la dictadura militar
y hasta nuestros días, y II) el planteo de los desafíos y contradicciones del momento histórico
presente para la educación popular de jóvenes y adultos, en su relación con los movimientos
sociales emergentes. Estas reflexiones se presentan enmarcadas en una perspectiva psicológicosocial
referente a tres momentos o hitos históricos: Primer momento: 1984-1989; Segundo
momento: 1989-2001; Tercer momento: diciembre de 2001 hasta el presente.
Palabras clave: Educación popular de adultos, movimientos sociales, investigación
participativa, múltiples pobrezas, poder y participación.
The purpose of this article is to present some methodological reflections in connection with
the education of young and adults on the base of our experiences of popular education and
participatory research in Argentina. It is developed through two central axes: I) the location of
the popular education of young and adults in Argentina, in their relationship with the social
movements in a historical process starting from the termination of the military dictatorship and
up to our days, and II) the outline of the challenges and contradictions of the present historical
moment for the popular education of young and adults in their relationship with the emergent
1. Conferência pronunciada no GT Educação de Jovens e Adultos, durante a 27… Reunião
Anual da ANPEd, realizada em Caxambu, MG, de 21 a 24 de novembro de 2004. Publicado en Revista
Brasileira de Educação, Nro. 28, janeiro-abril 2005, pp. 37-48. La RBA autorizó la publicación
del presente artículo en la RAS.
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María T. Sirvent La educación de jóvenes y adultos frente al desafío de los movimientos sociales
social movements. These reflections are presented framed in a psychological-social perspective
referred to three moments or historical landmarks: First moment: 1984-1989; Second moment:
1989-2001; Third moment: December 2001 until the current present.
Key words: Education of Young and Adults, Social Movements, Participatory Research, Multiple
Poverty, Power and Participation.
Introducción
En primer lugar, deseo profundamente agradecer esta (la) invitación de ANPEd
para pronunciar esta conferencia. Brasil recibió a mi familia durante el
exilio al que nos obligó la dictadura militar más cruenta de la Argentina, entre
los años 1976-1983. Nos brindó su calor humano, su protección y también la
posibilidad de haber llevado a cabo unas de las experiencias más ricas de mi
vida profesional, en el marco de la educación popular de jóvenes y adultos y
de la investigación participativa. Estoy siempre eternamente agradecida y en
deuda por la fuente de aprendizajes que significó el pueblo brasileño y los
debates e intercambios con nuestros colegas. Me marcaron para toda la vida.
Pido disculpas a los colegas brasileños por el foco de esta conferencia
en la situación de la Argentina. La complejidad de todo momento histórico
y específicamente la diversidad de las situaciones en América Latina hacen
imposible cualquier intento de generalización2
.
El propósito de este artículo es presentar algunas reflexiones metodológicas
en relación con la educación de jóvenes y adultos, sobre la base de nuestras experiencias
de educación popular e investigación participativa en la Argentina3
.
Estas reflexiones parten desde un abordaje de una psicología social que busca
identificar los procesos que dan cuenta del procesamiento, del „impacto‰ de
los hechos de la vida cotidiana en la construcción de nuestras visiones sobre
la realidad. Es decir, desde una mirada de una psicología social que, como
2. En la Conferencia Internacional de Sociología de la Educación (International Sociological
Asociation, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, agosto de 2004) se señaló
no sólo la naturaleza diversa de estos movimientos sociales, sino incluso el carácter fallidamente
abarcativo del término „movimientos sociales‰. Exposición de Luis Rigal en el panel „Construyendo
puentes entre la producción de conocimientos y la práctica social‰.
3. Programa de Investigación sobre Desarrollo Sociocultural y Educación Permanente: La
Educación de Jóvenes y Adultos más allá de la Escuela. Dirección: María Teresa Sirvent, Instituto de
Investigaciones en Ciencias de la Educación, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos
Aires.
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María T. Sirvent La educación de jóvenes y adultos frente al desafío de los movimientos sociales
remarca Ana Quiroga4
, indaga la relación dialéctica entre el orden socio-histó-
rico y los sujetos. Es mi deseo que al término de esta conferencia quede al menos
el estímulo para un fructífero intercambio, donde busquemos identificar
los puntos en común y las diferencias, con vuestras experiencias cotidianas.
La exposición abarcará dos ejes centrales:
1. Ubicar la educación popular de jóvenes y adultos en la Argentina, en su
relación con los movimientos sociales, en un proceso histórico a partir
de la terminación de la dictadura militar y hasta nuestros días.
2. Plantear los desafíos y las contradicciones del momento histórico presente
para la educación popular de jóvenes y adultos, en su relación con los
movimientos sociales emergentes.
La educación popular de jóvenes y adultos en la Argentina,
en su relación con los movimientos sociales, en un proceso histórico
a partir de la terminación de la dictadura militar
y hasta nuestros días
Es obvio que es imposible hablar de educación popular de jóvenes y adultos,
en un vacío histórico. Es obvio, asimismo, que el encuadre histórico es
una de las herramientas principales para intentar comprender los fenómenos
actuales.
En mi caso personal y en el de muchos colegas, nos iniciamos trabajando
en educación popular de jóvenes y adultos desde principios de los años sesenta,
cuando la educación popular en la Argentina entraba a jugar claramente
como soporte de la construcción del conocimiento necesario para la elaboración
de un proyecto popular del sujeto histórico del cambio social, que para
muchos de nosotros era la clase obrera organizada en las zonas urbanas.
A partir de mediados de los sesenta y hasta fines del año 1983, muchos
fueron los ríos de represión, sangre y muerte que corrieron por las calles de la
Argentina. Los golpes de Estado sucesivos y la dictadura de 1976 fueron acompañando
a un proyecto económico del capitalismo universal en América Latina
que fue destruyendo en la Argentina su potencial industrial, debilitando la
fuerza de la clase obrera organizada como sujeto negador del capitalismo. Las
dictaduras militares en ese período también reprimieron y persiguieron a las
4. Exposición de Ana Quiroga en el Panel Inaugural de la III Jornada Latinoamericana de
Psicología Social y V Jornada de Homenaje al Dr. Enrique Pichón Riviére, „Sujeto y conflicto social‰.
Buenos Aires, 28 al 31 de octubre de 2004.
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María T. Sirvent La educación de jóvenes y adultos frente al desafío de los movimientos sociales
experiencias de educación popular y a la formación de educadores populares
y animadores socioculturales a través de la universidad. Éramos considerados
parte de los cuadros subversivos que atentábamos en contra del status quo y
de los intereses de los grupos dominantes. Sólo el retorno del peronismo al
poder, en el corto lapso de 1973-1976, implicó la posibilidad de retomar la
perspectiva de una educación de jóvenes y adultos al servicio de la construcción
del proyecto político de los sectores populares.
A partir de 1983, con el retorno a la democracia, distinguimos sobre
la base de nuestras experiencias de investigación participativa y educación
popular tres momentos o hitos históricos5
que fueron marcando diferentes
intencionalidades de la educación popular de jóvenes y adultos, hasta llegar
al desafío del momento actual.
Primer momento: 1984-1989
Recién salidos de la dictadura, fuimos diagnosticando un campo desbastado
en la sociedad civil; una aguda situación de „debilidad de la sociedad
civil‰6
. Aparecen fuertemente una serie de fenómenos que obturaban la posibilidad
de una reconstrucción a pesar de la voluntad y la fuerza de reconstrucción
de las organizaciones populares y de la búsqueda de la democratización
de nuestras instituciones sociales y educativas.
El objetivo entonces de nuestras acciones de investigación social y de
educación popular de jóvenes y adultos buscaba apoyar el fortalecimiento de
la trama organizativa de los sectores populares y su constitución como sujetos
políticos de la democracia. Siempre hemos concebido a la investigación social
y educativa con una doble intencionalidad: generar conocimiento científico,
a la vez comprometido con las luchas sociales, por una sociedad más justa e
igualitaria.
Fuimos detectando una serie de rasgos de la vida cotidiana y asociacional
que operaban como obstáculos del fortalecimiento de la trama organizativa.
Pudimos visualizar cómo una historia social y política del país y la cruenta
dictadura militar no habían pasado en vano: habían dejado sus huellas en la
forma en que pensábamos, sentíamos y actuábamos en nuestra vida cotidiana,
5. Algunos aspectos de este encuadre histórico fueron mencionados en Sirvent (2003).
6. Es interesante señalar que a mi regreso a la Argentina encontré que la dictadura militar había
cercenado de plano el campo de la educación popular y de la investigación social comprometida
con una realidad de injusticia y discriminación. Desde mi punto de vista, nos habíamos convertido
en el „furgón de cola de América Latina‰, en relación con estas perspectivas que buscaban articular
la investigación, la participación y la educación (Exposición de María Teresa Sirvent en la Facultad
de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, octubre de 1984).
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María T. Sirvent La educación de jóvenes y adultos frente al desafío de los movimientos sociales
en nuestra manera de „ver‰ la realidad, inhibiendo no sólo nuestras posibilidades
de participar sino, incluso, negándonos la posibilidad o ahogando en
nosotros mismos el sentir la necesidad de participar7
. Cobraba realidad una
histórica, pero más que nunca vigente, pregunta de Gramsci: œCómo hacen
las clases dominantes para gobernar sin empleo de la fuerza? Obviamente, actuando
sobre nuestras conciencias y nuestras maneras de representar, teorizar
y pensar sobre nuestra vida cotidiana.
Así vimos emerger, en nuestras investigaciones y trabajos, frente a nosotros
y en nosotros mismos:
a) La apatía participativa y el „no te metás‰.
b) El miedo, carcomiendo cualquier pequeño impulso para la acción comprometida,
que fue un „descubrimiento‰ en nuestras investigaciones.
c) El „olvido histórico‰, en términos de una historia cercenada y fragmentada,
como producto de la represión y del miedo. Como decía uno de
los miembros vecinales de nuestros grupos de trabajo8
: „Pero si nosotros
mismos nos pusimos una tela emplástica en la cabeza⁄‰. „Nos han hecho
un lavado de cerebro, para tener miedo y no participar‰.
d) La internalización y la validación, como formas legítimas de hacer política
institucional, de mecanismos profundamente antiparticipativos: como
el clientelismo, el internismo9
o la fragmentación continua, el matonismo
7. Nuestra perspectiva teórica, en relación con el estudio de la participación como necesidad humana,
asume la diferenciación entre necesidades subjetivas y objetivas, y presupone la determinación social
de necesidades colectivas e individuales. Por necesidad subjetiva entendemos un estado de carencia sentido
y percibido como tal por los individuos o grupos de individuos. Por necesidad objetiva nos referimos a
carencias de los individuos o grupos que pueden determinarse independientemente de la conciencia que
de las mismas tengan los individuos afectados. La determinación objetiva de las necesidades se apoya en
la existencia de desequilibrios que impiden el desarrollo pleno de las potencialidades humanas.
La necesidad que la gente siente, la necesidad subjetiva, puede o no coincidir con necesidades derivadas
de situaciones objetivas que afectan la vida cotidiana de individuos y grupos. Los conceptos de
necesidades subjetivas y objetivas se basan en la tradición marxista, que distingue entre intereses subjetivos
y objetivos. En una aproximación marxista, un interés es objetivo porque deriva de condiciones sociales
que objetivamente afectan a los individuos y a los grupos, independientemente de la conciencia o el reconocimiento
individual o grupal de dichas condiciones objetivas. Éstas pueden ser observadas y „medidas‰
por estándares externos a la conciencia de los individuos. Desde la perspectiva objetiva, un individuo
tiene interés en algo cuando es afectado por ese algo. La existencia del interés no es contingencia de la
conciencia o reconocimiento del mismo por el individuo. Una persona o grupos de personas pueden
estar afectados por algo, ya sea que lo reconozcan o no. El interés es subjetivo porque se refiere a un estado
psicológico en la mente de una persona que dice tener tal interés. Parte del desarrollo de la conciencia
de clase en términos marxistas envuelve el proceso de „conversión‰ de los intereses objetivos en intereses
subjetivos. Para más detalles, ver Sirvent (1999a).
8. Frases extraídas de Sirvent (1999a: 200 y 223).
9. La palabra „internismo‰ se refiere al fenómeno de fragmentación o de ruptura de un grupo
social frente a posiciones o puntos de vista diferentes. Frente a un disenso se fractura el grupo o el
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María T. Sirvent La educación de jóvenes y adultos frente al desafío de los movimientos sociales
(una suerte de práctica de terrorismo institucional a la manera del terrorismo
de Estado) y la coaptación10. Como señaló un miembro de una
asociación vecinal en relación con el fenómeno de coaptación: „⁄el que te
paga te posee⁄‰ 11. Mecanismos que se „infiltraron‰ en las organizaciones
populares y en nuestras universidades. En palabras de un líder vecinal:
„⁄son mecanismos que se han hecho carne en nosotros⁄‰ 12.
Así fuimos testigos, a partir del año 1988, de un nuevo proceso de destrucción,
de desmovilización y de fragmentación de los movimientos populares, en
respuesta a embates de afuera y de adentro. Estos mecanismos, enunciados más
arriba, fueron socavando las organizaciones sindicales y populares y nuestros ámbitos
de trabajo en una suerte de „tener el enemigo adentro‰. Con un agravante
anclado en nuestra historia de represión, sangre, muertes y desapariciones: la evocación
constante en la población de los fantasmas de la represión y el miedo.
Comenzamos a conceptualizar estos fenómenos como múltiples pobrezas13:
una pobreza de protección, una pobreza política y de participación, una
pobreza de comprensión. Más tarde, esta conceptualización nos fue teórica y
dolorosamente fructífera para identificar y analizar el impacto que el neoconservadurismo
del ajuste y la pobreza fue dejando en nuestra vida cotidiana.
Nos referimos no sólo a la pobreza económica, sino también a una compleja
movimiento y se forman las „internas‰, que obturan la posibilidad del debate, o bien la aceptación
del disenso, sin ruptura del grupo o del movimiento.
10. El término „coaptación‰ fue introducido por Philips Selznick en 1948 y alude al mecanismo
usado por una organización por medio del cual se incorpora la oposición para mantener
su estructura y estabilidad. Este proceso es usado para absorber nuevos elementos en la estructura
política o de liderazgo, como medio para prevenir amenazas a su estabilidad o existencia (ver Sirvent,
1999a: 14).
11. Boletín Ida y Vuelta. Síntesis de las reuniones de análisis colectivo de la realidad cotidiana
con representantes de asociaciones voluntarias y miembros de movimientos sociales de la Villa 15
(„favela‰ en la periferia sur de Buenos Aires). Estas reuniones son parte de las instancias participativas
de retroalimentación en nuestros procesos de investigación social.
12. Frase extraída de Sirvent (2004).
13. Las múltiples pobrezas no se agotan en el diagnóstico de las carencias que hacen a la satisfacción
de las necesidades tradicionalmente llamadas básicas u obvias, que ya no son tan obvias, como
por ejemplo trabajo, vivienda, salud, educación, sino que abarca el estudio de una compleja realidad
de pobrezas (en plural) en relación con carencias en la satisfacción de necesidades fundamen tales, pero
no tan obvias, como la necesidad de protección o cuidado, la necesidad de pensamiento reflexivo o de
entendimiento y la necesidad de participación social y política. Cualquier necesidad humana que no
es adecuadamente sati sfecha socialmente revela una pobreza social y genera procesos de exclusión y de
aumento de la violencia internalizada en las relaciones sociales, y puede generar patologías colectivas toda
vez que rebasa límites de intensidad y duración. Este enfoque se centra en el análisis de las condiciones
objetivas de una sociedad que facilitan o inhiben la satisfacción de estas necesidades para la mayoría
de la población. Es una perspectiva social y psicosocial de análisis, y no individual. Para más detalles,
ver Sirvent (1998, 1999a y 2001).
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realidad de pobrezas en plural. Éramos pobres de protección, de participación,
pero ricos en miedo almacenado. Se necesitaba poco para abrir compuertas y
que este miedo vuelva a aparecer (Sirvent, 1992).
Así, fuimos descubriendo objetivos específicos para nuestras acciones de
investigación participativa y de educación popular de jóvenes y adultos, no
sólo en el ámbito de las asociaciones barriales, sino también en nuestros trabajos
y talleres con docentes de la escuela de adultos:
a) el reconocimiento en nosotros y en los otros de las marcas de una historia
social y política cruenta;
b) la reconstrucción de una memoria colectiva fragmentada y cercenada;
c) la identificación de los mecanismos institucionales, de los mecanismos
de poder y las representaciones sociales que inhibían la posibilidad de un
crecimiento en la participación social.
En este período observamos que el aprendizaje de la participación real
es un largo y difícil proceso; más largo y difícil que la apropiación de los
conocimientos académicos necesarios para nuestra vida profesional y cotidiana.
Fuimos viendo que los mecanismos antiparticipativos que habíamos
aprendido se legitimaban y reproducían en la vida asociacional y cotidiana.
Y eran muy difíciles de quebrar. Se iba consolidando en nuestros trabajos la
profunda trama entre participación social y mecanismos de poder. Fuimos
descubriendo en nuestras investigaciones la complejidad de esa relación que
terminaba abortando los intentos participativos, ya sea „ahogando‰ las demandas
colectivas consideradas peligrosas para el status quo (mecanismos de
no-decisión)14, o bien por la „coaptación‰ de los líderes de un movimiento de
resistencia o de protesta.
Segundo momento: 1989-2001.
Los años noventa y el proceso de implementación y
consolidación del neoconservadurismo
Dos aspectos van apareciendo en este contexto. Por un lado, la evidencia
que nos permitió aseverar como hipótesis de trabajo que el neoconservadurismo
en la Argentina encontró una tierra arrasada, donde floreció sin muchos vendavales
o nevadas. Que las condiciones de la sociedad argentina ya estaban dadas
para la implementación del modelo neoconservador del ajuste y la pobreza,
casi sin enfrentar una resistencia organizada.
14. Ver referencia sobre el enfoque de la „tridimensionalidad del poder‰ en la nota al pie
número 20.
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Por el otro, un contexto que se iba perfilando cada vez más hostil a la
participación social y a la educación popular. Y no sólo en la sociedad civil,
sino también en el área de la educación. Comenzamos a asistir en nuestros
ámbitos académicos a un supuesto velatorio de la educación popular y de la
participación. „La educación popular ha muerto⁄‰, „⁄ la participación ha
muerto⁄‰, escuchábamos decir en nuestras aulas universitarias. No fue fácil
seguir trabajando y formando cuadros en educación popular. Habíamos pasado
de un boom en 1984, 1985, a ver nuestras aulas vacías a partir de 1989.
También muchos intelectuales, formadores de mentalidades nuevas, habían
sido cooptados y devinieron en „los intelectuales orgánicos‰ de la transformación
educativa neoliberal. Algunos de nosotros, por el contrario, comenzamos,
desde la implantación del neoliberalismo, a prever y a advertir sobre
sus funestas consecuencias. Éramos tildados, entonces, como „los folklóricos
y románticos del sesenta‰. No nos fue fácil continuar con la formación de
cuadros en educación popular, en este contexto. Pero lo hicimos.
Y no era casualidad este contexto de riesgo para la participación. La noción
de participación real entraba en franca contradicción con la filosofía
política neoconservadora, como dicen sus espíritus rectores que plantean en
sus escritos una lucha entre dos principios irreconciliables: el mercado y la organización
popular. Se visualiza una „enemistad mortal‰ que no conoce camino
intermedio. Evidentemente, miseria y libertad no son compatibles.
Varios son los fenómenos que agravaban la situación de múltiples pobrezas.
Por un lado, la desocupación, el miedo a la pérdida de empleo agudizaba
la pobreza de protección, el miedo a la sanción por el disenso, el miedo a la
participación. La desocupación es uno de los mecanismos privilegiados de
control social. Los jóvenes y los adultos nos decían en nuestros trabajos frases
tales como15: „Antes éramos explotados; ahora, peor que eso, nos tratan como
ratas pero no podemos reaccionar⁄ perdemos el empleo de ratas pero empleo
al fin. Da de comer⁄‰. Estas expresiones son manifestaciones de violencia que
generan sensaciones de desamparo y soledad.
Por el otro, la agudización de los factores inhibitorios ya detectados en el
período anterior profundizaba la pobreza de participación. La agudización del
individualismo y la crisis de participación, crisis de identidad colectiva, crisis
de pertenencia, crisis de confianza y credibilidad, fragmentación, el „egoísmo‰,
el clientelismo político, el accionar de los punteros políticos, el partidismo, la
manipulación y la coaptación por parte de los organismos de gobierno, herían
la participación de la población en organizaciones formales. Aparecieron „las
15. Frases extraídas del artículo de Sirvent (2001).
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María T. Sirvent La educación de jóvenes y adultos frente al desafío de los movimientos sociales
participaciones de emergencia‰16, situaciones de reclamos colectivos en barrios
y comunidades con objetivos a corto plazo, de poca duración en el tiempo
(a veces pocas horas), que reproducían la fragmentación y los mecanismos de
disolución de las tramas organizativas.
Se va consolidando el así llamado pensamiento único: una suerte de
„⁄doctrina viscosa que insensiblemente envuelve cualquier razonamiento
rebelde, lo inhibe, lo perturba, lo paraliza y acaba por ahogarlo‰ 17. Nos referimos
a una manera de „ver‰ o „analizar‰ la realidad por la cual, consciente
o inconscientemente, se fue legitimando esta realidad regresiva, injusta y absurda,
que vivimos como la que tenía que ser y no podía ser de otra manera.
Se fueron aceptando los „versos‰ del neoliberalismo, sin ver alternativas. Es
el fenómeno de la naturalización de la injusticia, la explotación y la pobreza
en las mentes de la población. Naturalización que agudizaba la pobreza de
comprensión e inhibía el desarrollo de un pensamiento crítico. El poder dominante
se fue transformando en nuestro sentido común. Se volvió natural
lo que debió escandalizarnos18. Ha escrito al respecto el filósofo argentino
León Rozitchner19:
„Es el efecto del genocidio en nuestras mentes. [⁄] El terror no permite
al ser humano adquirir conciencia de sí mismo⁄ enmudece⁄ aterra,
y en ese sentido el nivel de percepción de la realidad está adecuado al
miedo que produce ver y decir cosas que no son toleradas por el Poder.
Te divide la cabeza; no podés imaginar siquiera, porque el imaginario
viene de afuera y se mete en vos‰ (el destacado es nuestro).
Se fueron consolidando en nuestros trabajos conceptualizaciones del poder
y sus mecanismos de dominación, en la complejidad de diversas formas de
manifestarse20 y en relación con la conformación de nuestras representaciones
16. Expresión atribuida por Sandra Llosa, miembro del equipo de trabajo en una investigación
participativa realizada en la ribera de Quilmes.
17. En „Pensamiento crítico vs. pensamiento único‰. Le Monde Diplomatique, edición espa-
ñola (L-Press), 1998.
18. Hernán Kesselman se preguntaba: œCómo se vuelve natural lo que debiera escandalizarnos?
En el Panel Inaugural de la III Jornada Latinoamericana de Psicología Social y V Jornada de Homenaje
al Dr. Enrique Pichón Riviére, „Sujeto y conflicto social‰. Buenos Aires, 28 al 31 de octubre de
2004.
19. Fragmentos extraídos del pensamiento de León Rozitchner expresado en Página 12, del
22 de enero de 2001, y de la entrevista en radio La Isla, Buenos Aires, año 2000. Citado en Sirvent
(2001).
20. En este aspecto trabajamos con la noción de „tridimensionalidad del poder‰ presentada
por Steven Lukes (1981). Desde esta perspectiva teórica, el poder se ejerce en tres dimensiones o de
maneras diversas. En primer lugar, a través de la forma más manifiesta y expresa: el ejercicio de la
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sociales, de nuestras maneras de pensar y teorizar cotidianamente sobre la
realidad circundante. Desde esta perspectiva, asumimos que la construcción
de este pensamiento único, tal como fue caracterizado más arriba, es la resultante
de mecanismos de poder que ya cientistas políticos, en la década del
ochenta, señalaban como la forma más perversa de ejercicio de poder. Lukes
(1981: 24-25) escribe:
„œNo es la forma suprema y más insidiosa de ejercer poder, de cualquier
grado, impedir que la gente vea las injusticias a través de la conformación
de sus percepciones, conocimientos y preferencias, en tal sentido
que acepten su rol en el orden existente de cosas. Ya sea porque ellos
pueden no ver otra alternativa, o porque ellos ven este orden como
natural e incambiable, o porque ellos lo evalúan como orden divino
y beneficioso?
Nosotros estamos ocupados en encontrar cómo es ejercido el poder
para prevenir a la gente de hacer y a veces aun de pensar‰ (la traducción
y el destacado son nuestros).
La lucha social, la lucha de las clases sociales, se juega también en el campo
de la cultura cotidiana, entendiendo ésta como un campo de lucha entre
significados diferentes y a veces contradictorios del mismo fenómeno. Es la
lucha por la apropiación de la llave del código21. La lucha de clases se juega
en cómo pensamos la realidad, en la manera como nominamos, a través del
lenguaje, a los fenómenos de nuestra vida cotidiana; se juega en el mundo de
los significados que le atribuimos a nuestro entorno cotidiano. En su trabajo
„Distinción‰, Bourdieu (1984: 479-480) dice:
„Lo que está en la mira, en la lucha sobre el significado del mundo
social, es el poder sobre los esquemas y sistemas clasificatorios, que
toma de decisiones efectiva (una ley, una reglamentación, una orden) acompañado de la emisión de
toma de decisiones efectiva (una ley, una reglamentación, una orden) acompañado de la emisión de
amenazas manifiestas o latentes para su cumplimiento. En segundo lugar, y de manera menos manifiesta
y clara, el poder se ejerce a través de los procesos de no-decisiones que ahogan las demandas
y reivindicaciones amenazantes para el orden establecido. La tercera forma de ejercicio del poder se
desarrolla fundamentalmente a través de los procesos de aprendizaje social que inhiben el crecimiento
de una cultura popular como campo de lucha por los derechos humanos y la justicia social y de una
educación favorecedora de la formación de conciencias críticas de la sociedad.
Esta noción de tridimensionalidad del poder nos parece de una notable fertilidad teórica para
describir e interpretar varios fenómenos de nuestra realidad cotidiana. En nuestros trabajos citados
anteriormente (Sirvent, 1999a y 2001) se encontrarán ilustraciones cotidianas de estos mecanismos
de poder.
21. Frase de Diana Weshler desde su perspectiva de una sociología del arte. Clases en la Universidad
de La Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina.
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María T. Sirvent La educación de jóvenes y adultos frente al desafío de los movimientos sociales
están en las bases de las representaciones de grupos y por tanto de su
movilización y desmovilización⁄‰
En este contexto, nos planteamos como objetivos de nuestras investigaciones
y acciones de educación popular generar espacios de análisis de esta
compleja realidad de desempleo y mecanismos de poder para:
a) enfrentar la tendencia a naturalizar la realidad como la única posible.
Como lo que tiene que ser⁄ y que no puede ser de otra manera.
b) enfrentar la tendencia a convertirse de víctimas en victimarios; es decir, en
culpables de su propia situación. Estas frases de nuestras investigaciones
ilustran dramáticamente este aspecto:
„Ya no salgo a buscar trabajo. œPara qué? Me amargaba. Cada vez que
salía volvía con las manos vacías y ya no me daba para enfrentar las
caritas y los ojos de mis hijos como diciéndome: papá, vos tenés la
culpa. Bueno, ahora me pueden culpar de no buscar, pero no de no
encontrar‰ (35 años, obrero de la construcción).
„Yo era camionero hasta que me echaron. Hacía viajes al interior y
también a Brasil y a Chile. Ahora no sé qué hacer⁄ estoy cansado. No
puedo mirar a mis hijos a la cara. Yo ya no quiero nada. Quiero irme a
otro país a ver si en otro lado las cosas están mejor. Ya no tengo ganas
ni de ir a votar‰ (33 años).
c) enfrentar la tendencia a encontrar chivos emisarios culpables de la
situación de miseria y pobreza, como los bolivianos y los paraguayos,
agudizando la fragmentación social. Como se expresa en estas frases obtenidas
en nuestros trabajos:
„Yo estudié y estoy manejando un taxi; la culpa la tienen esos
paraguayos y bolivianos indocumentados que nos sacan el trabajo. La
Argentina es para los argentinos. Habría que matarlos a todos.‰
El culparse a sí mismo o el culpar a los inmigrantes del más del 20%
de nivel de desempleo, encubre el análisis de las causas estructurales del
desempleo.
d) identificar los mecanismos de poder, especialmente los más sutiles, para
enfrentarlos.
Estos objetivos implicaron fundamentalmente trabajar en lo que denominamos
el „Talón de Aquiles‰ del pensamiento único (Sirvent, 2001). Este
pensamiento único, este ejercicio tan perverso del poder, se conforma a través
de procesos de aprendizajes formales y no-formales. La construcción de este
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pensamiento es la resultante de mecanismos de poder que operan a través
de procesos de educación, de aprendizaje; no es algo genético. Por tanto, la
educación dentro o fuera de la escuela puede ser instrumento de reforzarlo o
desbaratarlo. Lo que se construye, se desconstruye (deconstruye).
Paralelamente, veíamos el surgimiento de nuevas fuerzas: trabajadores
desocupados, poblaciones sumidas en la pobreza y en la pobreza extrema,
los piqueteros, grupos que iban apareciendo con picos de crecimiento y de
decrecimiento. Diversos sujetos en todos los sectores aplastados, expoliados
por el capital. Teníamos la expectativa de que aquí, desde estas bases, se estaban
gestando, tal vez, los nuevos sepultureros del neoliberalismo, y que
debíamos de alguna manera apoyar, desde nuestras acciones de educación
popular, el avance hacia una articulación mayor. Pero sólo una visión fugaz⁄
Con algunos de sus representantes, por ejemplo, comenzábamos a hablar de
intentar colectivamente una investigación histórica sobre la destrucción del
movimiento villero, para descubrir las fuerzas que llevaron a su destrucción y
enfrentarlas para no repetirlas⁄
Tercer momento: diciembre de 2001 hasta el presente
A partir de los sucesos del 19 y 20 de diciembre de 200122 en la Argentina,
nuevamente la realidad sorprende y desafía todos los más exquisitos pronósticos
de los científicos sociales.
Nos enfrentamos con una serie de situaciones nuevas en el campo de lo
social, que hubieran sido difíciles de prever hacia fines del año 2001.
Fueron varias las manifestaciones de protesta popular y de emergencia de
movimientos sociales que comenzaron a desafiar la imposición del pensamiento
único y a producir una ruptura en la aceptación sumisa y „naturalizada‰ de
la injusticia social y la pobreza, y fundamentalmente del miedo acumulado en
años de represión política y de cruentas dictaduras militares.
22. El 19 y 20 de diciembre de 2001 fue la culminación de un proceso de varios días que
desencadenó la renuncia del entonces Presidente de la Nación, Dr. Fernando de la Rúa, y todo su
gabinete. En la noche del 19 de diciembre, en respuesta al estado de sitio decretado por el gobierno,
se congregaron miles de argentinos en distintas plazas y calles del país, sobre todo en Capital Federal,
donde una multitud de personas de los diversos barrios de la ciudad de Buenos Aires salieron „caceroleando‰
por las calles y llegaron hasta Plaza de Mayo. Desde estos sucesos comenzaron a generarse
en Capital Federal y todo el país asambleas barriales constituidas por una diversidad de sectores
sociales. A partir de estas manifestaciones se constituyen nuevas formas de expresión de la protesta
popular y de búsqueda de instancias alternativas de participación social, y se consolidan otras formas
nuevas de organización popular que ya venían desarrollando su historia, como la de los movimientos
piqueteros, conformados principalmente por trabajadoras y trabajadores desocupados.
Como varias veces hemos señalado en trabajos anteriores, las necesidades
humanas son claras evidencias de la tensión constante entre carencia y
potencia característica de los seres humanos (Sirvent, 1999a), y devienen, en
determinados momentos históricos, en impulsos para la acción; en este caso,
en acción colectiva donde se buscaba una nueva organización social y la construcción
de un nuevo conocimiento.
Como investigadores sociales, estábamos ante un contexto social que desafiaba
nuestro conocimiento, nuestros interrogantes y el sentido de nuestra
tarea de descubrimiento. Cuando, hacia fines del año 2001, hablábamos de
catástrofe social y de patologías colectivas, surgían nuevas formas de protesta
social y de movimientos sociales que desafiaban nuestras categorías teóricas y
nos introducían en un nuevo tiempo histórico. Nuevamente la realidad nos
fascinaba con lo más preciado del sentir científico: la ignorancia, la duda, la
incertidumbre.
Desde una concepción totalizadora de educación permanente que trasciende
la escuela y abarca todos los aprendizajes sociales a lo largo de la vida
de una población, debíamos intentar develar e introducirnos en profundidad
en estos procesos de aprendizaje social y de educación popular que se estaban
dando en los nuevos movimientos sociales en la Argentina. œQué se aprende?
y œcómo se aprende? son preguntas que emergían a cada momento en nuestro
trabajo cotidiano, buscando respuestas científicas que apoyaran acciones de
fortalecimiento del impacto educativo de la participación y la militancia
sociales.
Vivimos una cultura popular y cotidiana donde se confrontan, se tensionan
con agudeza, por un lado, las fuerzas de la resistencia y de la creatividad
popular, y por el otro las fuerzas de la aceptación y el sometimiento. Es el
campo de la cultura popular percibido como uno de los escenarios de la lucha
a favor y en contra de una cultura de los poderosos. Es la cultura popular
analizada como el ruedo del consentimiento y la resistencia creativa23. Esta
complejidad se nos aparece en nuestro día a día.
Por un lado, se vive una suerte de despertar a la participación y a la
conciencia de nosotros como sujetos históricos; las asambleas populares, los
piqueteros, el movimiento de trabajadores desocupados, las tomas de fábricas
23. Stuart Hall (1981) escribe que lo esencial para la definición de la cultura popular son las relaciones
que definen a la „cultura popular‰ en tensión continua (relación, influencia y antagonismo)
con la cultura dominante. Para Stuart Hall, el análisis que debe hacerse es el de la lucha de clases en
la arena cultural: „De otra manera, si he de decirles la verdad, la cultura popular me importa un pito.
[⁄] La cultura popular es uno de los escenarios de esta lucha a favor y en contra de una cultura de los
poderosos; es también lo que puede ganarse o perderse en esa lucha. Es el ruedo del consentimiento
y la resistencia. Es, en parte, el sitio donde la hegemonía surge y se afianza‰ (p. 239).
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María T. Sirvent La educación de jóvenes y adultos frente al desafío de los movimientos sociales
desocupadas y cerradas fueron y pueden seguir siendo expresiones de una
potencial explosión de una futura organización.
Pero, por otro lado, los fantasmas de la fragmentación, el clientelismo,
la coaptación siguen actuando, legitimados y prontos para debilitar el movimiento
popular.
Deseo remarcar los aspectos siguientes:
a) Hay signos y pistas muy fuertes de ruptura del abroquelamiento del
pensamiento único. En uno de los documentos del Movimiento Barrios
de Pie se dice, en relación con las acciones de educación popular del
Movimiento: „[⁄] la educación popular [⁄] es desnaturalizar este modelo
injusto de dominación, hambre y pobreza‰.
b) Aparecen evidencias de un reconocimiento de necesidades no tan obvias
como la necesidad de participación. Así se expresaba un miembro de una
asamblea barrial, haciendo referencia al momento de emergencia de las
asambleas barriales, a fines del año 2001, principios de 200224:
„La sensación general era: ÂEsto no da para más. No le creemos a nadie.
Nos cagaron la vida. Algo hay que hacer. Tenemos que tomar las cosas
en nuestras manosÊ. Hoy rescato de eso el reconocimiento general
que hubo de la necesidad de participación por parte de la gente, activamente,
digo. Se vio la experiencia acumulada de mucha gente que
en los noventa, durante el menemismo, habían estado Âmetidos para
dentroÊ⁄ Lo que más me llamaba la atención era el sentir general de:
Âsi no nos involucramos nos van a seguir cagandoÊ. Hay que buscar los
puntos neurálgicos. Uno veía cómo todo afloró: ÂHay que participar
activamente. Si no nos metemos, nos van a seguir cagando. La lucha
forma parte de nuestro modo de vidaÊ.‰
c) Se identifican certezas de un crecimiento en el reconocimiento del proceso
educativo en el espacio de la lucha y el movimiento social. Aparecen
evidencias de fenómenos nuevos en el campo educativo de los movimientos
sociales. Se percibe, por un lado, un reconocimiento explícito de la
importancia de la educación y del lugar de la educación en su proceso
de lucha y de organización. Como expresó el Movimiento Barrios de
Pie: Hemos aprendido mucho en esa gran escuela que es la lucha en las
calles25.
24. Entrevista realizada por los alumnos de la carrera de Ciencias de la Educación de la Universidad
de Buenos Aires, en el marco de la cátedra coordinada por María Teresa Sirvent, año 2004.
25. Segundo Plenario del Movimiento Barrios de Pie, 25 al 27 de octubre de 2002.
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María T. Sirvent La educación de jóvenes y adultos frente al desafío de los movimientos sociales
Por otro lado, aparece una demanda social y educativa26 y la realización
concreta de instancias formales de educación alternativa dirigidas a la infancia,
la adolescencia y los adultos en situación de pobreza educativa27, a cargo de
los protagonistas de los movimientos sociales y „⁄ con la impronta del movimiento‰
28. Son proyectos educativos de diversa naturaleza, generados por los
integrantes de los movimientos sociales. Como, por ejemplo: espacios de alfabetización,
talleres de educación popular, apoyo escolar, jardines de infantes,
26. Demanda social es la expresión organizada y colectiva de necesidades y reivindicaciones
que los miembros de un grupo social buscan implementar a través de decisiones institucionales y/o
públicas. En nuestros trabajos hemos desarrollado la perspectiva de construcción social, histórica
y colectiva de una demanda social como producto de la acción colectiva de un grupo. El concepto
de demanda social debe ser entendido como las necesidades definidas por clase social, fracciones de
clase, organizaciones, grupos e inclusive individuos estratégicamente situados frente al Estado. Esta
perspectiva de la demanda social nos introduce en el ámbito de las relaciones Estado y Sociedad
Civil, en una perspectiva de una sociología política de la educación permanente. Para más detalles,
ver Sirvent (1999b).
27. La pobreza educativa no se limita al porcentaje de analfabetos, sino que abarca el 67%
de la población económicamente activa de 15 años y más que ya no está en la escuela y que se encuentra
en situación educativa de riesgo. Según el censo de 2001, son 14.015.871 jóvenes y adultos
condenados a un probable futuro de marginación social, política y económica agudizado por el
contexto de múltiples pobrezas. Son aquellos que alguna vez se matricularon en la escuela primaria
y que abandonaron su camino sin haber logrado los niveles básicos de educación formal necesarios
para enfrentar la complejidad social, política y económica de la sociedad actual. Sólo alcanzaron un
nivel de primaria incompleta, o primaria completa, o „con suerte‰, los menos, algunos peldaños de la
educación media. Para la franja de jóvenes de 15 a 24 años las cifras son graves: el 71% se encuentra
en situación educativa de riesgo. Esta situación se agrava para aquellos provenientes de hogares pobres.
El censo de 1991 mostraba que en dichos grupos más del 90% de los jóvenes y adultos mayores
de 15 años estaban en situación educativa de riesgo. Este dato se incrementa si se tiene en cuenta
el aumento de la población en situación de pobreza y de pobreza extrema de la última década. El
censo de 2001 mostraba en el Gran Buenos Aires un 93% de jóvenes de 15 a 19 años provenientes
de hogares pobres en situación educativa de riesgo, y revelaba que la brecha del crecimiento del nivel
educativo entre pobres y no pobres había aumentado. El nivel educativo de riesgo refiere al fenómeno
de discriminación e injusticia en que vivimos. No se trata de una cuestión de déficit individual, sino
de exclusión social y represión que se agrava por ser muy bajo el porcentaje de esta población (entre
el 2% y el 5%, según regiones del país) que ha podido insertarse en experiencias de educación de
jóvenes y adultos que les permitan superar estas carencias educativas. Estos datos provienen de una
investigación que, con la dirección de María Teresa Sirvent, se está realizando desde el año 1997 en
Capital Federal, Gran Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos. Para más detalles ver: a) M. T. Sirvent,
y S. Llosa, „Jóvenes y adultos en situación de riesgo educativo: análisis de la demanda potencial y
efectiva‰. En Revista del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la UBA, Nro.
13, 1998, pp. 77-92; b) Sandra Llosa, María Teresa Sirvent, Amanda Toubes e Hilda Santos, „La situación
de la educación de jóvenes y adultos en la Argentina en un contexto de neoconservadurismo,
políticas de ajuste y pobreza‰. En Revista Brasileira de Educação ANPEd Associação Nacional de
Pos-Graduação e Pesquisa em Educação, Nro. 18, set/out/nov/dez de 2001, pp. 22 a 34.
28. Expresiones de la exposición de miembros de movimientos sociales en un panel de diálogo
de la Conferencia Internacional de Sociología de la Educación (International Sociological Asociation,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, agosto de 2004).
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María T. Sirvent La educación de jóvenes y adultos frente al desafío de los movimientos sociales
escuelas etc. Los protagonistas expresan29: „⁄ el acto más valioso es el hecho
educativo‰ ; „Si hay algo que fortaleció fue la educación, el ir pensando entre
todos los espacios educativos‰ ; „Lo más interesante es pensarlo todos juntos‰ ;
„El objetivo del taller es construir la voz de los más humildes‰ ; „No podemos
pensar el espacio de educación popular fuera de la lucha‰.
Va creciendo en los protagonistas de los movimientos sociales el reconocimiento
del saber propio y de la capacidad de construcción colectiva de
conocimiento30. Así lo expresan: „⁄se cae el muro de que el saber está en un
solo lugar; está en todos nosotros‰ ; „⁄reflexionamos, hacemos categorías,
construimos esos cajoncitos que es, en definitiva, hacer teoría‰.
Un conocimiento que entre otras cosas se ha convertido en un instrumento
de lucha contra figuras perversas, como la de la víctima convertida
en victimario que, como señalamos más arriba, se atribuye a sí misma la
culpabilidad de la desocupación y que paraliza cualquier acción colectiva.
El título de un libro del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD)
de La Matanza31 es una clara ilustración de lo que estamos señalando: De la
culpa a la autogestión. Este libro, que los protagonistas mencionan como una
construcción intelectual del MTD, está mostrando un proceso histórico de
construcción de un nuevo conocimiento; de nuevas categorías de interpretar
la realidad del desempleo como un fenómeno estructural y no individual. Un
proceso de apropiación de los medios de producción simbólica, así como lo
expresan los mismos miembros del Movimiento32. Se concibe al movimiento
social como sujeto pedagógico33.
Desafíos y contradicciones del momento histórico presente
para la educación popular de jóvenes y adultos en su
relación con los movimientos sociales emergentes
Nos preguntamos: œCómo potenciar esta fuerza creativa en un crecimiento
de la capacidad de demanda social de los movimientos sociales por su derecho
a una educación pública igualitaria y de calidad en manos del Estado?
Esta fuerza creativa, en sus luchas y contradicciones, debe ser apoyada y
fortalecida, pues por el otro lado los fantasmas acechan. Como señalamos,
los factores obstaculizadores de la participación, señalados e identificados en
los momentos históricos anteriores a través de nuestras investigaciones, no se
han vencido de la noche a la mañana. Hoy observamos su fuerte presencia en
nuestros trabajos.
La represión no se ejerce solamente con la fuerza y la coacción física. La
voluntad de lucha y de acción colectivas se ve amenazada también por los
intentos de coaptación de los líderes de los movimientos sociales o por planes
de subsidio a los trabajadores desocupados que pretenden, por un lado, ser
un paliativo a la pobreza y a la pobreza extrema, pero por el otro fragmentan,
desunen y debilitan la participación social. Los líderes de las asociaciones
populares tradicionales se sienten impotentes frente a un debilitamiento de la
participación social que se contrapone en forma manifiesta con la acción colectiva
de los nuevos movimientos sociales. Sin embargo, también el fenómeno
de la fragmentación aparece invadiendo tanto a las asociaciones populares
tradicionales como a los nuevos movimientos sociales emergentes.
Sigue vigente el mecanismo de la fragmentación como un estigma de nuestra
historia social o el de la coaptación de líderes por parte de instituciones
gubernamentales o privadas que operan en el debilitamiento de la fuerza de
lucha del movimiento social.
Por otra parte, se ha agudizado, en los sectores sumidos en situaciones de
pobreza y de pobreza extrema, la situación de desesperanza y miedo reflejada
en la imagen de una juventud condenada al fracaso y a la muerte, y en la
amenaza que reciben los líderes barriales de las instituciones vecinales cuando
desean enfrentarse al puntero político o al „diller‰ del narcotráfico. En una
reunión de análisis colectivo de la realidad con vecinos y miembros de organizaciones
populares de una villa miseria de Capital Federal, se nos decía: „La
juventud está más desprotegida que nunca. Cuando el joven no le interesa más
al dirigente, al narco, es ÂboletaÊ. Ahora van a morir. Ahora los mata‰ 34.
34. De la reunión realizada en la Villa 15, de Capital Federal.
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María T. Sirvent La educación de jóvenes y adultos frente al desafío de los movimientos sociales
Los mecanismos de poder siguen actuando sobre la construcción de
categorías del pensar la realidad que buscan descalificar ante la población a
los movimientos sociales y especialmente al movimiento piquetero. Esta descalificación
actúa como mecanismo de poder, trabajando sobre el miedo de
la población para debilitar y ahogar las demandas sociales percibidas como
riesgosas para el establishment e intentando debilitar el fortalecimiento de la
organización popular. No es casual que en nuestros trabajos una entrevistada
nos haya expresado: „Yo nunca digo que soy desocupada. De lo contrario,
enseguida me dicen: –Ah, sos desocupada, entonces sos piquetera! Por eso ya
no digo más que soy desocupada‰.
Este juego de factores contradictorios se desarrolla en un contexto de
múltiples pobrezas.
Se asume que el educador, el investigador comprometido socialmente, debe
apoyar en este momento histórico a los grupos de los nuevos movimientos
sociales que pueden constituirse en los futuros sepultureros de un modelo de
sociedad injusta y discriminatoria.
Esto implica poner los instrumentos de la ciencia y de la educación al
servicio de la construcción de un conocimiento científico colectivo que ayude
a fortalecer la organización y la capacidad de participación social de los nuevos
movimientos sociales emergentes; que potencie la consolidación de una
demanda social por la satisfacción de las necesidades obvias y no tan obvias.
Entre ellas, una demanda social que enfrente la realidad de una profunda situación
educativa de riesgo para la mayoría de la población y que reivindique
la necesidad y el derecho de una política educativa que otorgue prioridad a
la educación permanente de jóvenes y adultos. Que fortalezca los procesos de
aprendizaje social y la identificación de nuevas necesidades educativas y su
conversión en demandas sociales por un aprendizaje permanente a lo largo
de toda la vida.
Para ello es necesario generar conocimiento colectivo sobre situaciones
problemáticas que necesitan indagación; conocimiento científico sobre preguntas
que demandan el instrumental de la ciencia para contestarlas; conocimiento
científico que apuntale la acción enfrentando las contradicciones
sociales que nos ahogan; fortaleciendo los componentes de la resistencia y de
la creación popular, y modificando los componentes de formas naturalizadas
de comportamientos cotidianos que fracturan y fragmentan la organización
social.
Desde nuestra perspectiva teórica y metodológica, consideramos que estas
preguntas deben emerger de un trabajo colectivo con los movimientos sociales,
y no solamente desde el escritorio de los investigadores y profesionales
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María T. Sirvent La educación de jóvenes y adultos frente al desafío de los movimientos sociales
de la educación; que deben ser compartidas con los actores sociales y que el
conocimiento generado debe ser una clara trama que articule dialécticamente
el conocimiento cotidiano con el saber científico.
En este sentido, los principios epistemológicos, teóricos y metodológicos
compartidos por una educación popular de jóvenes y adultos y la Investigación
Acción Participativa (IAP) son consistentes con estas intencionalidades y
se apoyan en los conceptos básicos del paradigma de la teoría social crítica.
Desde nuestra perspectiva, el objetivo central de la educación popular de
jóvenes y adultos de crear conciencia puede potenciarse, fortalecerse y consolidarse
con la introducción del componente de investigación social para construir
una ciencia emancipatoria, un conocimiento científico emancipatorio
puesto al servicio de la construcción del proyecto político de los sectores populares
que, desde la resistencia, buscan crear nuevas formas de organización
social. Y para ello las herramientas de la investigación social puestas al servicio
de la educación popular de jóvenes y adultos y de la lucha del pueblo por su
liberación pueden ser fértiles y fructíferas⁄ y si no lo son, no son nada.
Quisiera terminar con una frase de José Martí: „De pensamiento es la
guerra mayor que se nos hace; ganémosla a pensamiento‰.
Aceptado: 11 de abril de 2006
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msirvent@ciudad.com.ar
María Teresa Sirvent. Dra. en Filosofía (Ph.D.) de Columbia University, New
York, USA. Master en Filosofía y Master of Arts de la misma universidad.
Especialidad Sociología y Educación. Licenciada en Ciencias de la Educación
de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Profesora Titular Consulta del
Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras
de la UBA. Investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas (CONICET), en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la
Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Consultora de la
OEA y la UNESCO.
claudia no dejaste nada sobre esta materia, tenes un eje tematico. gracias
ResponderBorrarHola Euge.
ResponderBorrarMi Blog esta en construccion. Tengo muchas actividades.
En cuanto pueda ire completando todas las materias en las que he presentado Proyectos Pedagogicos y en las que doy Clases. Escribime a mi mail. dra.claudiabenitez@gmail.com